Murmullo incesante

El lenguaje es quien habla, ese murmullo incesante que nos atraviesa y hace gestos, destellos en la oscuridad

martes, 2 de octubre de 2012

Más allá del ser (II)

Sin embargo, podemos referirnos a este no-lugar, a este ámbito vacío, del cual nada positivo decimos. En Los límites del mundo, Eugenio Trías piensa este ámbito vacío de la trascendencia -que, en cualquier caso, no puede ser nunca otro mundo, puesto que mundo es el conjunto de lo que puede experimentarse, y no puede haber experiencia de algo que excede el ser-, la referencia del ser humano a este ámbito, como la condición necesario de un verdadero inmanentismo, ya que, al dejar de lado dicha referencia, como hiciera Nietzsche, lo que ocurre es que las categorías propias de ese ámbito se reintroducen inadvertidamente en el ámbito del ser, del devenir o suceder. Categorías como siempre, nunca, eternidad, no pertenecen al mundo de lo experimentable, del ser o suceder de los fenómenos.

Eugenio Trías piensa la diferencia ontológica, la diferencia entre el ente, lo que es, y el ser. Los sucesos serían aquello que es, y el suceder el ser. Diversum est esse et id quod est. La ontología de Trías es trágica, en el sentido de que el suceder y el suceso se hallan remitidos un fundamento en falta y a un fin sin fin. El ser es sin fundamento y sin telos, el puro sucederse. Y hasta aquí llega la ontología. Define un límite negativo, y el resto es silencio. Ni Heidegger ni Wittgenstein habrían rebasado este horizonte. Lo que queda más allá de este límite solo es pensable de manera negativa: sin-mundo, sin-ser, sin-tiempo.

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